



Con los primeros rayos del amanecer y de espaldas al sol, se arrancaba y de rodillas, se decía:








cura de almorranas , curanderismo , flores , plantas , primavera , remedios
Cuando todo parece olvidado siempre surge un nuevo reencuentro con el pasado, ingrato porque es pasado y no podemos volver a vivirlo, apenas un atisbo de notas musicales, un aroma viajando en el viento, nos reencuentra con esos amigos de juegos de infancia, con el sabor del chupa-chups que comprábamos con la propina de la abuela, con esa mesa camilla donde escondernos de la zapatilla después de traer los pantalones rotos, esos tiempos los recordamos en nuestro otoño, ese otoño que a todos nos llega antes del invierno y después del verano. Y este otoño parece que va a pasar tan deprisa que intentamos recopilar vivencias, imágenes, recordar, en una palabra, nuestra vida pasada. Esta que vivimos de adultos, es tan efímera, tan vacía, que recurrimos a la primavera donde nuestras obligaciones estaban en correr sin rumbo, en revolcarnos en la hierba hasta que nos dolían las rodillas, en coger ranas, grillos, bichos… en darnos cuenta de que la vida de nuestro entorno era nuestro hogar, en descubrir la vida a nuestro alrededor, porque en los pueblos era así,era nuestro patio de casa, llegaba hasta donde el miedo ya no te dejaba seguir, los límites en el juego los ponía uno mismo. En la actualidad, me apena ver a los chavales que desde muy pequeñitos los llevan a la guardería y pasan sin ver a su madre casi todo el día, luego viene el colegio, más tarde los deberes, luego la clase particular de mates o inglés y algún día a talleres de juego a enseñarles a jugar un adulto pues les robaron su imaginación para ello, y una vez por semana a catequesis durante tres años antes de la comunión donde se le colmará de los juguetes con los que nunca tendrá tiempo de jugar, porque ya de adolescentes se les exigirá más y más y porque, simplemente, los juguetes de la actualidad juegan solos.
Adoctrinamiento brutal para los tiempos que vivimos, vivimos digo yo… ¿acaso les queda tiempo para ello? Personalmente en mi otoño tengo mis recuerdos placenteros de mi infancia, me pregunto si estas nuevas generaciones, cuando les llegue el otoño, pedirán cuentas a la sociedad y se preguntaran:
¿QUIEN ME HA QUITADO MI MES DE ABRIL?
El río San Juan es un pequeño arroyo aunque se tiene bien ganado su nombre de río, después de abastecer de agua con sus manantiales a los pueblos de Cantalejo y Fuenterrebollo desemboca sus aguas al Duratón, para mi su primo hermano, algo más mayor y algo más viejo, pero al fin y al cabo familiares. No por todo su cauce tiene agua, nace en el pueblo de Prádena y sus aguas aparecen y desaparecen en su recorrido.
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Mañanas, como tantas otras a lo largo de estos últimos años, me aventuro por nuestra comarca en busca de sabe dios qué, pero… bien prontito. Cuando el sol apenas despunta por nuestra sierra central y las tinieblas de la noche se refugian en las cuevas y recovecos de nuestras calizas, emprendo mis incursiones por nuestra tierra, esta tan desconocida, tan anónima, incluso para los que vivimos en ella, tan desierta, que pasas por los pueblos y no ves a un alma. Te reconforta a esas horas de la mañana esa luz segoviana tan azul y luminosa y esos gorriones trigueros en primavera, que en lo más alto de almendros, ciruelos y zarzas nos dan un recital de canto reclamando a alguna hembra. ¡Qué primaveras tan mágicas! Parece que renacemos después de estos inviernos tan crudos donde las heladas nos paralizan hasta el alma. Apenas en invierno ves vida: alguna perdiz, esa zorra olisqueando rastros, desquiciada ya porque lleva cinco días sin comer; pero lo que no dejas de ver son esas siluetas majestuosas en el cielo, buitres y más buitres buscando en un vuelo circular algún muladar donde darse un festín, porque eso es lo que parece por la cantidad de invitados (o no lo sean) que allí acuden. Las necesidades imperan y estos ya no buscan muladares, buscan granjas donde el infortunio del ganadero es, en ocasiones, fortuna de estos grandes señores de los cielos e inquilinos desde muchos siglos atrás de nuestras Hoces del Riaza, Hoces del Duratón y otras hoces más anónimas, desperdigadas por nuestro nordeste, que como arrugada piel caliza, surcan nuestra vieja tierra de Segovia; y no por ser anónimas dejan de ser espectaculares, el valle del Horcajo en Carrascal, la ribera del San Juan, la ribera del Caslilla…, todos ellos, lugares muy propicios para recorrer y percibir lo que nos rodea, entre sabinas, enebros, aromas de espliego, de tomillos, de decenas de plantas que a nuestro paso nos regalan, como queriéndonos dar su bienvenida. Va pasando la mañana, pero… si hay algo que me entusiasma cada mañana es el rato del almuerzo, pero no en cualquier sitio, el lugar más propicio es al lado de cualquier arroyuelo, donde a su vera, crecen esos chopos jóvenes de porte estirado y algunos no tan estirados, ni tan jóvenes. Lugar propicio para coger unos caracoles en temporada de ellos. Y allí, medio tumbado en esas pequeñas praderas, con el susurro del agua como coro y como tenores cualquier ruiseñor o jilguero que por ahí estén, es el rato más agradable de la mañana. Es bueno alimentar el espíritu con un concierto de estos pero también el cuerpo, pues se da siempre el caso, que no sabe nada mejor que un buen almuerzo en el campo, ¡qué lo sepáis! se da otro caso pero ese no se nombra. Sigo por esos caminos de dios después de almorzar, caminos digo, y a veces ni de dios ¡Pues vaya caminos¡ y para todos los gustos. Entre pinares, que de esto andamos bastante bien, (qué potencial tenemos en energías renovables), en fin… y cuando llega el otoño una gran variedad de setas y hongos nos hacen las delicias de paladares exquisitos, en otras ocasiones, por las riveras de los ríos, San Juan, Duratón, Riaza… vas andando por senderos, no dejando pasar inadvertido nada a tu paso: que si mira el lagarto ocelado, que agustito está al sol, qué ¡joder! (joder sí, los segovianos decimos joder), qué susto me ha dado la jodía culebra de escalera, que si el mirlo sale de entre las zarzas y te da otro sobresalto, qué mira que berros más buenos. En otras ocasiones, en los paseos por el campo el susto se lo llevan otros: corzos, jabalíes. ¡¡Eso me creo !!. pero ellos saben que estás por allí, antes de llegar. Los animales tienen los sentidos mas agudizados que nosotros, ¡tontos de nosotros! que creemos saberlo todo. Otros caminos son menos entretenidos, digámoslo así, son los caminos de tierras cerealistas: alguna perdiz en lo alto de un majano requiriendo alguna dama, algún cernícalo primilla estático en el aire sentenciando a algún ratoncillo para su prole, aguiluchos, milanos haciendo el vuelo nupcial. Es una delicia ver sus vuelos parejos. Pero lo que realmente me apasiona es tener la ocasión de ver cazar al halcón peregrino, contadas ocasiones lo vi, pero inolvidables, y casi siempre, en lo más alto del cielo, este cielo tan nuestro y tan azul. los buitres, ¡eso si que es volar!, ¡que envidia, coño! (porque los segovianos decimos coño también y bien claro ¡qué lo sepáis!) estos carroñeros, con el mínimo esfuerzo, recorren kilómetros y kilómetros, pero el hambre les aprieta… y digo yo ¿Por qué desaparecieron los muladares? En otros países europeos intentan introducir de nuevo al buitre y… por cuestiones sanitarias. Creo que cada ser tiene una función en este planeta, la del buitre limpiar de animales muertos el campo antes de ser focos de infección ¿… y la nuestra? ¡Pues no lo sé, pero creo que aquí, en el planeta, si alguien sobra, somos nosotros; son cosas mías claro, y es que, en mis incursiones en solitario por estas tierras, me da mucho que pensar y siempre viene a mi mente una palabra como resumen y final, RESPETO, pero también viene a mi mente otra, EQUILIBRIO, palabras básicas en nuestro entorno para llevarlas a su ejecución.
Mi tierra es esta, la recorro a menudo, la siento, la percibo, pero no sé narrar sus atractivos, su rudeza, sus encantos como se merece, la mejor narradora es ella, es un libro abierto por las páginas que tú mismo quieres leer, historia, fauna, flora, tradiciones. No te defraudarán sus páginas. Cinco sentidos dicen que tenemos, pero para sacar todo el partido de ellos en nuestra tierra, usar el corazón.
Preciosa mañana la de hoy domingo, las temperaturas frías de estos días pasados nos dan un respiro y aprovecho para salir a dar un paseo, tengo pendientes muchos parajes de nuestra comarca pero en esta ocasión me dirijo a un cañón que tengo ganas de recorrer desde hace tiempo, pues conozco donde empieza pero no donde termina.
Mi pequeña excursión empieza en el puente cercano a Castroserracín, diez de la mañana, aun el suelo y los barros del camino están helados, pretendo seguir el cañón hasta donde me lleven mis piernas desentrenadas de este invierno pues las salidas no han sido muchas.
Copyright * Fernando Sebastián Álvaro
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