Quisiera recorrer caminos,
caminos sin destino ni retorno,
sin importar tropiezos ni fatiga,
tampoco importan sinsabores,
si sabemos que les tendremos;
pero recorrerlos poquito a poco,
paso a paso,
bebiendo en cada fuente del camino,
probando esa fruta prohibida que nos da placer solo porque es prohibida;
percibiendo cada aroma que nos llega con el viento;
recibir, tolerantes, los rigores del astro rey
para reconfortarnos después en la sombra;
descansar donde me encuentre cansado y reanudar mi marcha.
Y sobre todo, dejar huella.
Que mi caminar no haya sido en vano.
¿Quién no ha levantado polvo en el camino y dejado huellas en el barro?
Hay caminos de arena y caminos de cal.
También de asfalto por los que todos pasamos pero no recorremos.
Otros son virtuales
para soñadores y ...
para los que no pueden recorrer su camino.
Pero ante todo, recorrer mi camino en libertad.
Caminos de relajación.
Si, la nieve tiene algo diferente, paseando por ella nos sobrecoge, nos hace pequeños esa naturaleza.
Nuestros pasos por la nieve resuenan como tambores en
ese silencio tan extraño, el tiempo parece ir mas lento, es momento de relajarnos, de mirar en nuestro interior, de fundir nuestra alma, retirando escoria y hollín y blanquearla con promesas y retos como todo lo que nos rodea.
¡Por no desentonar !
Caminos de encuentro.
Caminos de encuentro con otros caminos,
con amigos, o tal vez enemigos
pero unos u otros con sinceridad, como tu andar,
con paciencia, como tus pasos
con un paso atrás para la meditación
y otro adelante para su aprobación.
Caminos de la mano.
No es tal caminar cuando te llevan de la mano,
cuando sientes que te abrazan en ese lugar,
que tienes quien te guíe,
que sientes quien te quiere,
que te esperan en su final.
Caminos de desolación.
A veces, el camino es de desolación,
de amargura contenida,
de corazón acobardado,
de libertad reprimida,
de camino sin salida.
Como que esto no tiene un final,
que me duele en este momento
pero no me dolerá en el más allá
y es que a veces no existe un mañana
porque a veces, no tenemos un hoy.
Cruce de caminos.
Nunca sabremos si escogimos el apropiado
tampoco volver a buscar el rechazado
no está ya en su tiempo ni es ya nuestro momento
cuantas veces lo pensamos
¿sería el escogido el adecuado?