Aquella mañana, Luís se levantó de la cama como otro día cualquiera y, después de asearse y tomar un colacao con leche, mecánicamente se encontró, casi todavía medio dormido, debajo de la marquesina esperando su autobús: el nº 54. Y debajo de la marquesina, la misma gente de todos los días, aunque algo mas abrigada que los días pasados. El otoño parecía que quería echar de la gran ciudad a ese verano tan calentito.

¡Joder como cambian las cosas. Con lo buenorra que venia mi vecina que daba gusto madrugar a trabajar solo por ver esos voluptuosos pechos recogidos por esa camisetilla que, apenas, le tapaban sus dianas pronunciadas como cumbres de colinas¡.y ahora toda tapadita, Y el soso del quinto, ¡¡ cagüendiez !.! Joder con el soso!!. Dicen que se la ha tirado. ¡Va ,si se la ha tirado y no lo cuenta es como si no se la hubiera tirado¡; pero claro, de caballeros es lo que se calla uno y no lo que se dice. En fin....

Ahí va el tripón del bloque de al lado. ¡ Què morenito que viene¡. Los hay con suerte. ¡ Y parece que viene más delgado¡. Lo que hace el dinero. Ahora se cuidará y dejará al penco de la mujer que tiene. Y más después de tocarle veinte kilos. A mi me arreglarían el pellejo, la hipoteca, los colegios de los críos... Puede que hasta la María dejara de trabajar. ¡Total para lo que gana¡. Joder ¡ cuánto tarda este jodido autobús¡. Voy a llegar tarde y luego otra bronca del cabrón del jefe. Y, coño, cuanto frío hace, y yo con este jerseicillo solamente haciéndome el machito.

Una ráfaga de viento helado de la sierra de Navacerrada recorrió toda la marquesina y un escalofrío recorrió a Luís, desde donde sujetamos erguidos al cuerpo, hasta donde se encuentra éste con la cabeza pasando por la entrepierna que, aún templada por el recuerdo de la cama, resultó de un contraste fatal.

¡Ufffff ¡.Un retortijón y algo calentito y licuoso notó como avanzaba apresuradamente por los mulos. !!Dios mío el colacao!! . ¡Qué digestión y evacuación tan indolora y tan rápida¡, pensó Luís, de por sí estreñido.

Y el autobús 54 que llega. Pues bueno -reaccionó Luís-, cerca del trabajo hay un bar abierto. Allí me apaño, pensó. Si pierdo este autobús me despiden seguro.

No, no, señora suba usted primera. Ya sube tú también, chaval, que ya voy el último yo. No me importa.

Putas escaleras. Se me desparrama todo ¡ hala¡. Y ahora el paseíllo por todo el autobús. Joder cómo me miran ¿o me huelen?. Si es que este andar no es normal en mí. Yo tan tieso siempre y hoy, cruzándome las piernas como modelo de pasarela Cibeles pero en lento, no sea que deje rastro. De momento, solo lo noto hasta la rodilla. Coño, y es que la ciencia y los influjos y fuerzas telúricas esas no hay quien las comprenda. Un agujero, dos cauces y por qué por la derecha y no por la izquierda. !! Eso, eso, que se jodan los de la derecha que bien que nos joden a los pobres del puño cerrao¡¡.Ufff, joder que rato¡¡. Mejor me apretaba el esfínter, mejor que el puño.

Señor aquí tiene asiento. Su puta madre. Encima, con el "educao". Todos los días hasta la bandera y hoy... Sí, hoy va a ser mi día: el día de los engurriaos aplataus. Pero ¿como me puede pasar esto a mí?. Del Atleti de toda vida; del Carabanchel alto, del alto, no del bajo, y de izquierdas más que el mago René.

Bueno. Pues parece que entramos en calor y parece que se me pasa. Total ya, casi estamos llegando. No, no, pase señora yo el último. Como los toreros y por la puerta grande voy a salir hoy. Si no fuera por... ! ¡¡uuufff ¡¡la madre que las parió a las putas escaleras!. Otro retortijón. Ya si que soy del centro y de los bajos fondos porque yo creo que los cauces del colacao han desembocado en los zapatos. ! Dios salve al rey y a la ciencia !. Al rey por ser rey y la ciencia, porque todo fluido contenido en un cuerpo ejerce un empuje hacia las afueras que a veces no se siente pero que se huele !!

Qué razón tenia ese Arquímedes !!


DEDICADO DESDE EL CARIÑO A LOS DEL TERMITERO