Aquella semana estaba trabajando en el pueblo del Villar de Sobrepeña. Un día necesité ayuda y un chaval mío vino a echarme esa mañana una mano. Terminada la mañana nos dirigíamos a casa a comer y bajando por la carretera en dirección a San Miguel de Neguera, en la curva junto a las Grajas, me dice el chaval:
- En esta curva, viniendo una noche sobre las cuatro de la mañana de Sepúlveda, casi me mato
- ¿Pero qué dices?
- Sí, un tío vestido de blanco estaba en mitad de la carretera, iba caminando y al salir de la curva me le encontré de golpe, di un volantazo para esquivarle y frené en seco el coche. Al mirar por los retrovisores a ver si le había atropellado o algo el tío seguía caminado hacia mí como si tal cosa, como si no hubiera pasado nada y yo casi me caigo por el barranco ¡será gilipollas!, me dije, o tiene una tajada que no ve...
En ese momento yo me callé, pero mi mente recordaba la historia.
- Jorge, ¿le viste los pies?-
- Me asusté´porque vi que venía hacia mí sin inmutarse siquiera, pero me asusté y salí pitando con el susto en el cuerpo, pero ¿por qué me preguntas si le vi los pies?
- Te cuento: la historia comienza ya hace unos siglos, en Sepúlveda....
....Un día de invierno, de ese invierno castellano, donde las heladas nos quiebran los huesos, cierto caballero, pasando por la iglesia de El Salvador, vio entre las arcadas de su pórtico algo acurrucado como buscando calor entre sus frías piedras. Al bajar de su caballo y acercarse distinguió, entre una manta raída o algo parecido, a un hombre pegado a su zurrón y le preguntó:
- Pero buen hombre ¿no ha encontrado posada?
Éste le contestó como pudo: no, caballero.
A pesar del frío el hombre que parecía muy joven sudaba como en el infierno deben sudar los pecadores. El caballero muy cristiano y muy buena persona, sin pensarlo dos veces, le ayudó a incorporarse y cogiendo como pudo ese saco de huesos se lo llevó a su casa. Durmió esa noche allí. El ama de llaves del señor lo atendió tres días hasta que pareció que daba señales de tener algo más de vida.
- Señor, señor, el fraile parece que viene en sí; pobrecillo, parece muy joven y es muy guapo.
- Le haremos coger unos kilos para que siga su camino -le respondió el señor-.
Si el tal hombre era un fraile, sus hábitos limpios por el ama delataron una identidad todavía incierta, pero, poco a poco, el novicio fue relatando su viaje:
- Salí de mi convento hace ya unas semanas y mi destino es el convento de Nuestra Señora de la Hoz, junto al río Duratón, pero si no llega a ser por la caridad del señor, para mí que no lo habría conseguido, ahora me encuentro mejor y no sé cómo agradecérselo.
- Nada, nada, tú ponte bueno y ya está.
Iban pasando los días y ya iban para seis los que, como un señor, se encontraba en esa casa cuando el caballero, viudo él, dio a conocer a su hija, tan joven y bella como un amanecer de primavera, y sentados a la mesa a cenar, una mirada furtiva a sus ojos les bastó para sentir lo que por su edad no tenían idea que existiera, sentimientos que hacían mucho daño al corazón.
- Dios mio, he pecado en pensamiento, he fallado a mis votos- El remordimiento de esa mirada no le dejaba dormir.
Creyó que el momento de la partida era ya mismo, cuanto antes, y cogiendo su zurrón se disponía a salir de su dormitorio de convaleciente cuando tuvo el encuentro con la hija del señor,
- ¿pero donde vais?-
El encuentro inesperado hizo de nuevo galopar su corazón.
- Dios mío, nos hablaron en el convento de los ángeles del cielo, pero ni en sueños los imaginé tan hermosos.
- Pero, ¿dónde vais? -insistió la hija del señor, acercándose casi hasta rozar su cuerpo contra él-.
- Sigo mi camino -acertó a decir cabizbajo, temblando como un perrillo pequeño cuando pierde a su madre-.
- Pero... -dijo ella titubeando-. Y acercando su mano la posó sobre el pecho de él.
Cómplices sus miradas, llegaron a ver mutuamente su pasión. El tiempo se paró y esos cuerpos jóvenes llenos de pasión, encadenados por convencionalismos, se rompieron y esa tarde se fundieron en ese dormitorio tanto que ni un perfume tenía cabida entre sus cuerpos desnudos. Tampoco las palabras tenían lugar. Sus cuerpos lo decían todo. El viaje del señor de la casa y la salida inesperada del ama dejaron culminar lo esencial y más humano de su naturaleza: el amor.
Y esa tarde de invierno fue primavera en esa alcoba y según pasaban las horas volvió el invierno con su cruda realidad.
- Debo irme, me esperan, volveré por ti fuera de estos hábitos -y ya anocheciendo puso camino hacia el Convento de la Hoz-.
Caminando por esa noche oscura ésta le encerró en sus más negros pensamientos. He fallado a mis promesas con Dios -pensó-. Pero, ¿cómo puedo haber caído tan bajo?
El camino se hacía eterno e insufrible pasado ya el pueblo del Villar de Sobrepeña. Sus pensamientos le destrozaban.
- Dios mío: dame fuerzas, ¿qué he hecho? ¿por qué este amor tan imposible? No te merezco. Mi cuerpo es débil pero no te fallará más. Y ahí, en esa curva, echó a correr hacia el abismo que arañó a la tierra el río Duratón y un grito desgarrador estremeció a las grajas que allí dormían.
- Dios mío ¡perdóname!
Y un hábito blanco enjugado en lágrimas dejó en su camino, tal vez el que tú vieras.
- Pero... ¿y el cuerpo del fraile?
- Te digo: nunca apareció
-¿Y la desconsolada hija del señor?
- Pues te sigo contando: días más tarde la noticia llegó a Sepúlveda y también a oídos de ella y ese mismo día se echó a las aguas del Duratón por Santa Cruz, o eso creyeron, pues allí dejó sus ropas. Buscaron sus cuerpos río abajo pero nunca se encontraron o si se encontraron nunca más se supo de ellos...
Llevábamos tiempo, Fernando y yo, dando vueltas al estilo del blog. Ya habíamos hablado en varias ocasiones que teníamos que hacer algunos cambios, que el diseño del blog era demasiado simple, pero nunca se nos había ocurrido hacer un cambio total de su aspecto. Estas vacaciones he tenido mucho tiempo para trastear por Internet, estoy en Asturias y ha estado lloviendo durante tres largos días. Buscando, buscando, encontré varias plantillas chulas para el blog y al final me decidí por esta que está bajo licencia Creative Commons. Aporta un aire vibrante y un colorido especial, es muy refrescante y como ha comentado Pilara en la entrada anterior "parece un cuaderno de campo y creo que va muy bien con las vivencias y emociones que nos quieres transmitir". El diseño inicial de la plantilla solo ha sido modificado añadiendo una pequeña etiqueta en la parte superior derecha en la que pone "Segovia" y un arco en el lado superior izquierdo. Aun faltan por hacer algunos pequeños ajustes como el tamaño y el tipo de fuente definitivos.
Creo que ha sido un buen regalo de cumpleaños para el blog y espero que sea del agrado de todos vosotros.
Uge