¡Ay Castilla! Aún de tintes azules, ¿donde quedó el verde esperanza de tus hijos? Sigues tan vieja como siempre, con tantos castillos como siempre y con tantos vasallos como humildad en sus campos. Me sabes a agua de botijo olvidado, me hueles más a alcanfor que a primavera en flor, ¡ay Castilla!, tienes aromas de vieja cuba, heredada de tus raíces centenarias, caminos de polvo y lágrimas, altares y cruces infundadas, pero llegado el verano, sorprendes mis sentidos, con los colores de grana y oro de tus campos.
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