La Leyenda Continua, así rezaba la convocatoria para todos aquellos caballeros de bellos y no tan bellos corceles del siglo XXI, son caballeros de este siglo, a veces solitarios, otros en grupos, vagan por nuestra península, son tan libres y tan nómadas como el viento de Otoño, deslumbran a su paso con el brillo de los cromados y el rugir de sus monturas. Sus coloridas armaduras y yelmos, muestran con orgullo como cicatrices de sus batallas, insignias, medallas y estandartes, y, aunque siendo de diferentes ordenes, no niegan el saludo al cruzarse con otro caballero, ni la asistencia a cualquiera en apuros en el camino. Por sus venas circula algo más que gasolina de muchos octanos, su pasión son las motos, no faltaron a su cita, a ese abrazo, ya lejano en el tiempo, de ese amigo, a la charleta al calor de la hoguera, a un brindis de cerveza por este encuentro y otro por un futuro reencuentro, quien sabe donde ni cuando.


CRÓNICA DE LA LEYENDA CONTINUA


La intendencia estaba preparada para la llegada de los primeros caballeros, llegados de diferentes puntos de este país, Albacete, Madrid, Murcia... y de los limítrofes, a buen seguro, cansados, hambrientos y sedientos, pero felices de llegar con bien.

Un recuerdo a estos compañeros, ¡¡buena atención y buena cerveza tenían¡¡




Su hogar por este fin de semana, nuestro pinar, precioso y acogedor, como siempre, un poco de vidilla nunca viene mal. 

             
El Viernes, poquito a poco y tímidamente, fueron llegando, esta era una nueva plaza por conquistar y costó lo suyo.


                                             
Fueron acomodando sus monturas junto a sus campamentos, no durmieron con ellas, pues no entraban en sus tiendas, ¡¡anda que si no!!



Otros, si durmieron con sus monturas, o debo decir, estos dentro de sus monturas, grandes, muyyy grandes, desde la patria querida de Asturias, en motocarro, dos días de viaje, y que humor, 
GRANDES, MUY GRANDES.


Y a primera hora de la mañana ya soplando de la gaita, que no soplando la Gaita, no nos confundamos. 


Grandes, muyyyy grandes también, las imágenes lo corroboran.


 
Y que curiosos estos santanderinos, atando a sus corceles, no tuve el placer de conocerlos, si, sus monturas, divertidos tienen que ser a tope, les mando mi pregunta ¿eso como se llama? siiiiii, los candados, y para que se emplean ademas de sujetar el corcel para que no escape.


El frío invierno castellano es lo que tiene, a mal tiempo, buena cara, y buen humor es lo que tiene este grupo, es más numeroso, pero solo recogí esta imagen el día de su marcha, la bata de guatiné no les faltó en ningún momento, yyyy felicidades a la chavala, fue su primera reunión motera, espero lo pasara estupendamente y su continuidad en próximas.

                   
Estos moteros de campo, lo traían todo puesto, esos cofres de los quads repletitos, nunca se sabe lo que en el camino puede pasar. Y ese perro ¿será motero también?


Mas afotos de buen rollo y armonía, esto ya fue el sábado, el día fue propicio, muchos de ellos estaban disfrutando de excursiones por nuestra comarca.
 








Amotos, motos, pepinos.







Pobre doncella, un caballero que se precie no se olvida de su amada.


La noche del sábado llegó, continuando la fiesta, intendencia no faltó, cuando llovía nos mojábamos y cuando no, pues también.




 
Con la llegada del nuevo día, recoges el campamento, preparas la carga en los corceles, últimas fotos para el recuerdo y llegan los emotivos abrazos de despedida.
 



 
 


   

Una última imagen, una última mirada atrás, y espero que se lleven un grato recuerdo de su paso por Cantalejo y de los pueblos de alrededor, tanto como yo, anticipadamente, tenía de estos caballeros y recordarles que el mundo rural y las pequeñas poblaciones también saben hacer las cosas tan bien o más que quien los desprestigia.

FELIZ LLEGADA