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Historias, leyendas y paseos por lugares de la provincia de Segovia.


Serpenteando, cruza el nordeste segoviano el tranquilo Duratón en la actualidad, pero en otras épocas de su historia, terrible Duratón, horadando a su paso lo que encontraba y formando para nuestro deleite visual los barrancos y hoces que ahora se admiran. Pero lo que si que dejó fueron pocos lugares por los que vadearlo, frontera natural infranqueable para vacceos y arévacos, uno de los lugares fáciles por donde cruzarlo fue lo que actualmente es San Miguel de Bernuy, sitio fácil para cruzar, pero también sitio a defender de intrusos. A la vez sería lugar de paso e intercambio de culturas de los pueblos limítrofes. Allí se levantan, sobre una península como fríos fantasmas dominando el actual pueblo, las Ermitonas cuyos cimientos se entierran sobre el antiguo castro, despojadas de cualquier elemento que pueda delatarlas como románicas, apenas sus figuras se reconocen como tal.
¿Donde estarán esos canecillos con los que me embellecieron..., mis fustes, mis capiteles, mis dovelas? Perdí un día la clave y hoy me encuentro así, recordando un pasado glorioso, pero el tiempo no perdona y menos los hombres, me crearon a su antojo, tal y como me destruyeron.


Esta es una imagen desde el pueblo de San Miguel de Bernuy. En primer plano el río Duraton, navegando río abajo nos encontraremos con el pantano de la Serranilla entre un paraje de peñas.

Vista general de los San Pedros y San Martines en la península de la izquierda. En el margen derecho del río Duratón la ermita amurallada de La Virgen Del Río.

Esta ermita se encuentra en el pueblo junto al cruce de carreteras que nos lleva a Cobos de Fuentidueña, se levantó por el siglo XIX, en su construcción se emplearon elementos románicos de la antigua ermita de la Virgen del Río.

Detalle de esos restos. En los alrededores de esta ermita, en la ladera de nuestra izquierda, se asentaron en la edad del hierro las raíces del pueblo de San Miguel de Bernuy (junto al frontón).


SU PASADO TAN PRESENTE

Los San Pedros y San Martines siguen oliendo a tomillos como desde siempre, a humo de sus hogares de lumbre baja, a techumbres de paja mojada por el agua de otoño, en los San Pedros y San Martines huele a necrópolis.

En los San Pedros y San Martines se oyen rumores de los crios corretendo por sus callejuelas de casas castreñas, a cencerros de cabras pastando por los peñascos, a crujir de ruedas de carro aproximándose por sus caminos de piedra, a choque de espadas de guerreros, a centinelas dando alarmas de intrusos desde su muralla, en los San Pedros y San Martires se oyen rumores de destrucción.

Los San Pedros y San Martines tiene aromas a pucheros de mil sabores de mil productos sacados de la tierra, a cabrito asado el la hoguera, a requesón y quesos curados en bodega, en los San Pedros y San Martires se saborea felicidad pasada.

En los San Pedros y San Martines se palpa su pasado, sus piedras ya frías de sus hogares, sus tierras cenizosas, sus cerámicas rotas, negras de cocina, rojas con motivos espirales, funerarias y alguna que otra sigilata romana que afloran a nuestro tiempo empujadas por el arado, en los San Pedros y San Martires palpamos la historia.

En los San Pedros y San Martines vemos, oímos, saboreamos, olemos, palpamos y lo más importante, sentimos nuestra historia.



ESTA ES UNA ENTRADA COMPARTIDA CON EL BLOG AMIGO DE PACO TORRALBA, ASTRAGALO.NET

Esto es un reto en toda regla y una provocación.
Con esta entrada os reto a decirme donde se encuentran estos restos del románico, no está de más que los interpretéis, así nos enteraremos los que no sabemos.
A saber, lugar. ¿Por qué en esa zona? ¿Qué los delata? ¿Tienen nombre arquitectónicamente hablando? ¿Donde se encontrarían en su antiguo emplazamiento? ¿Pertenecen a alguna orden en particular? etc... etc... Los que entendéis de esto ya sabéis por donde quiero ir, sin más ni menos. ¡A ver como andáis! Por cierto uno de ellos no está en el lugar donde se encuentran los otros dos, pero que os voy a decir... listillos.




No es un día cualquiera junto a la ermita de San Frutos, si amaneció como muchos días de otoño, serenos como las aguas del Duratón que la circundan, desiertas como durante siglos, nublado como un día que se precie de otoño y en silencio, ese silencio que nos muerde nuestras entrañas. El paraje como siempre nos relaja el alma, nos encoje el corazón y nos deleita nuestros sentidos. Muy mañanero, el día fue cambiando el silencio por murmullos, los murmullos por algarabía y la algarabía se fundió con jotas castellanas para convertirse en sonidos de fiesta. Día muy diferente este mágico día donde cada 25 de octubre acuden por encanto hasta estos parajes, en los que el buitre es el señor de los aires, gentes de toda condición social, económica y de edad se mezclan en esa península, y comparten por un día los terrenos donde hace siglos un hombre, Frutos, abandonando la ciudad, pasó sus años hasta su muerte meditando.

Personas con promesas rancias incumplidas, otras futuras por prometer ese día, promesas secretas para todos los demás, ocultas como sus resquemores y frías pesadillas, buscando salidas a sus miedos y como mediador ese lugar mágico, donde los sueños quedan atrapados por el embrujo de las dulzainas, el tambor y el tamboril. Personas que no volvieron ese año a visitarlo, otros que no llegarán al próximo, les llevaron sus padres en la juventud, antes, cuando el trayecto duraba toda la noche y a estos también les llevo su padre y así, generación tras generación, se pierde en el tiempo. El porqué un día como hoy las gentes de la comarca sienten la imperiosa necesidad de visitar ese lugar y esperar ir al próximo con optimismo pese a sus achaques, no se, son gentes de esta tierra, duros como sus piedras nacidas hace ya años y no se dicen cuantos pero sus arrugas tan profundas como sus historias les delatan, trabajaron en ellas intentando que fueran productivas regándolas con su sudor y lagrimas, otros buscando la brizna de hierba mas fresca para sus ovejas.Vieron pasar los años, a los hijos marcharse, perder a los mas queridos, pero ese día es grande y vuelven a reunirse con sus amigos, hijos, hermanos y echarán un cagüen dios y también un chato de vino porque las penas dicen que son menos. También recordarán que tuvieron su momento y bailaron sus jotas en ese pedregal con la cabeza y los brazos bien en alto, con orgullo, pues esta tierra nuestra no dará bienes en cantidad, pero si gentes como estas, sencillas y autenticas.
Este año, como los demás en la historia de este día 25 de Octubre, los protagonistas, ELLOS.







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En mis recorridos sin rumbo prefijado por los pueblos de mi comarca hay algo que nunca me deja indiferente, es más, me entra cierta melancolía, son esos edificios que parecen estar hechos a medida de su población, pero tan vacíos, tan desiertos, tan abandonados algunos... A otros los encontraron otras funciones, centros sociales, centros de consultas médicas, bares, peñas para fiestas... Función muy diferente para la que en su día se construyeron. Y es que hace años estos edificios estaban destinados a algo fundamental para estos pueblos, su futuro. Creo que ya sabéis que a los edificios que me refiero, son las escuelas. Por ellas todos pasamos, unos más temporadas que otros, unos más mirando al encerado que otros, unos con más recreos que otros y los más, con las orejas calientes o los carrillos colorados por una bofetada mañanera. Y es que mucho, en parte, dependía del buen talante del maestro, pero ahora se le disculpa, pues joer como eramos. Cuando hace ya años, y no digo cuantos, pero años ya, y los de mi generación vestíamos jersey de lana hecho por nuestras madres y pantalón corto de espuma, tanto en verano como en invierno, los largos decían que para cuando fuéramos mayores o pagáramos la media cuartilla, como calzado, esas Tao de color azul, pues íbamos a la escuela y lo mejor de la escuela era la hora de salir de ella, las cinco de la tarde.

¿Pero a quien le interesaban esos rollos dentro de la escuela? El orden de salida tenía su aquel, pero ya en la calle, la desbandada y el griterío se hacía notar. ¿Y que esperaban? ¿Que unos chavales de entre cinco y trece años dejaran de ser lo que eran? Poco a poco nos fueron adoctrinando o tal vez debería decir adiestrando, ¡pero les costo!, que todo hay que decirlo. El caso es que llegabas a casa con toda la prisa del mundo, la cartera no la dejabas, esa cartera azul con dos asas que contenía, en sus mejores días, un cuaderno, un libro, un lapicero, una goma mordida o redonda de tanto borrajeto quitado y una caja de pinturas que solo estaban el primer día en su caja y con la misma longitud apenas unas horas, culpable, el sacapuntas, elemento muy valorado para escaquearse en la papelera. Bueno, pues no dejabas la cartera, la tirabas donde fuera y tu madre te decía: ¿que quieres para merendar? Tu respuesta, rápida y concisa: ¡pues que voy a querer pan con chocolate! El chocolate de antes no era con leche ni de sabores a frutas ni inventos de esos de ahora, era chocolate. ¡O eso creíamos! De color marrón oscuro, las onzas, que las llamaban, apretadas, gordas y pesadas, vamos, que como si fueran obra de Botero, y eso si, no se deshacía ni rompía tan fácilmente, había que hincarle el diente con ganas. Tu madre te lo daba metido dentro de un corrusco de pan de hogaza, como en un bocadillo, y tú, ya saliendo por la puerta, lo sacabas del pan y en una mano el chocolate y en la otra, olvidado, el pan. -¿Donde vas? ¿No te puedes sentar a merendar?- te decía tu madre desde dentro de la casa y tu siempre la misma contestación: -por ahí- (creo que esa contestación está vigente en la juventud en la actualidad) y saliendo de la casa, ya libre de escuelas y adultos, con tu pan, con .... ya no quedaba chocolate, te recorrías el pueblo en busca de aventuras de piratas con un barquillo que hacías tú mismo de roña de pino y lo soltabas en el arroyuelo recordando viajes de Simbad el Marino, o de aventureros por la selva, esa de Tarzán que estaba en la chopera del pueblo, y haciendo palacios increíbles como Aladino con ramas y demás. Otros, los mayores, ya lo llamaban cabañetas, que malo es ser mayor, como cambia la historia. En otras, hacíamos de Alibabá y los Cuarenta Asalta-huertos-sandiales-frutales-etc, pero en estas últimas aventuras había inconvenientes y teníamos daños colaterales infligidos por el enemigo. También de caballeros como el Cid Campeador defendiendo o asaltando a los infieles el castillo, ¿castillo digo? ¿o era un montón de balas de paja? Ya no recuerdo si en mi pueblo había castillo, o quiero no recodar para que esas aventuras vividas queden tan reales como queríamos o creíamos que eran. Y así, día tras día, después del colegio y después de apretarnos nuestro pan con chocolate, pasamos la niñez soñando por nosotros mismos como libres y niños que eramos.
Y recordaros solo que, de acuerdo, que los tiempos cambian, pero si os digo, dejarlos ser y soñar como niños que son.



El Plan Nacional de Construcción de Escuelas se hizo entre los años 57 y 62. Estas escuelas tienen la particularidad de ser muy similares todas y de estar en lugares muy preferentes del pueblo, pues era quien ponía los terrenos. Antes de este plan de construcciones, las escuelas estaban donde se podía, normalmente en salas de los ayuntamientos.

Escuelas de Consuegra como veis a medida ,el pueblo era pequeño y lo sigue siendo ,pero aun mas pequeño y desolado

Las escuelas de Villar de Sobrepeña se construyeron en el año1943. Mucho esfuerzo en esos tiempos para sus habitantes, hoy parte de ellas, consultorio médico, la otra parte del edificio, sede de una asociación.

Perorrubio, en la actualidad están recuperadas como sede de una asociación del pueblo.

En Valdesimonte no se ponían de acuerdo con su construcción, pero me decían que podían tener ochenta años. Eran otros tiempos, me decían, en los que el pueblo ingresaba mucho dinero por sus montes y podían embarcarse en la casa el médico, la de los maestros, la de cura. Si, eran otros tiempos, en los que el futuro de esos pueblos correteaba entre sus acequias. En la actualidad todas cerradas al mismo tiempo que el futuro de muchos pueblos.


Gran edificio el de las escuelas de Hontalbilla, imaginaros en esos tiempos los chavales que tendría el pueblo, en la actualidad acuden a él doce chavales.

Las de Castrillo, pequeño pueblo, apenas veinte habitantes hoy en día, sus usos en la actualidad, son múltiples.

Estas son las escuelas y la casa del maestro de Las Aldeuélas, los columpios son actuales, los juegos de antes, desde las carreras ciclistas con chapas, el bote, el frontón, vida y luz, el hinque, el pañuelo... ¿quien necesitaba columpios?

Las de Valvieja, destruidas. La situación de todas las escuelas era privilegiada, la luz mandaba.

He pensado que esta música puede quedar bien mientras leéis esta entrada, si la queréis escuchar dadle al play.



En esta ocasión me acerqué esta mañana de domingo a un valle donde hace ya siglos los visigodos también vieron en él un sitio agradable para vivir y morir, Ventosilla y Tejadilla, dos nombres que van siempre juntos, pues juntos se encuentran estos dos pueblos en este valle y mirados, desde lo alto, por el barrio de Las Casas Altas no sin cierta envidia por el paraje donde se encuentran estos, entre prados y arboledas, donde sus casas sin un orden ni un concierto disfrutan de lo que realmente es el campo puesto que más que un pueblo es un campo con casas. Entre este despropósito de pueblo se oculta la iglesia dedicada a Nuestra Señora de Tejadilla, dicen que es un románico tardío, que está muy reformada en siglos posteriores, que la nave está construida en mampostería, que es un poco tosca su decoración, pero que queréis que os diga, para mi es una de mis favoritas. ¿El por qué? pues en esa construcción se percibe la labor y el esfuerzo de un pueblo que en su momento levantó esta iglesia con pocos medios, me imagino, pero con mucho fervor.




La visión de un experto, por Syr (Salud y Romanico).

Ante todo, hay que tener en cuenta que el símbolo románico no tiene un único significado, sino que es polivalente, por lo que habrá que poner su significado en relación con el contexto, pues una misma cosa puede significar varios aspectos en relación con el entorno donde se ubique.

Este templo, es un ejemplar típico de la catequesis medieval del PECADO DE LA CARNE, La Lujuria, donde existen elementos positivos de redención a través de la iglesia, pues ese era el mensaje que tratan de emitir.




SIRENOS (NEREIDOS) DE DOBLE COLA.- Peligro de seducción a placeres concupiscentes. Voluptuosidad perniciosa y engañosa.



MÚSICO CON FLAUTA.- "Donde están los tocadores de flautas, allí no está Cristo", decía S. Isidoro.

OCAS AFRONTADAS.- Prevención contra las asechanzas del Demonio.

HOMBRE MESÁNSOSE LA BARBA PARTIDA.- Apego al mundo sensual y sentido lujurio
so.




ABUBILLA.- Bajas pasiones que se alimenta de gusanos (arriba de su cabeza) en el cieno y tarquina.

CABEZA DE BESTIA CON DENTADURA HUMANA.- Hombre pecador.

ZORRA.- Símbolo del mal, prostitución, lo infernal.


JABALÍ.- Animal inmundo, símbolo demoníaco.

ELEFANTE.- Símbolo de Castidad.

ARPÍA (SIRENA-AVE) Seducción, lo maléfico y contrapuesto a espiritualidad. Almas condenadas.




SERPIENTE CASCABEL.- Demonio, Perversión o Perfidia tentadora.

MÚSICO.- Sentido de disipación y lujuria.

ESPINOS.- Pecado.



HOMBRE ABIERTO DE PIERNAS CON TALONES JUNTOS.- Exhibicionista.

HOMBRE ABRIÉNDOSE LA BOCA CON AMBAS MANOS.- La Mentira.

DIÁCONO CON CÁLIZ.- La Bebida Espiritual. " sólo el hombre que acierta en su elección y bebe el agua de la vida, se salvará".



RELIGIOSO CON DOS BÁCULOS.- La Iglesia, símbolo de salvación.

GALLO.- Vigilia y tránsito de la oscuridad a la luz. Resurrección.

MÚSICO.- Disipación y Lujuria.



HOMBRE CON LENGUA BÍFIDA.- La Mentira, la doblez.

ACRÓBATA.- Distracción que aleja al hombre de su verdadero fin.

SERPIENTES ATACANDO.- Tormento y castigo del libidinoso y adúltero.



Mi más sincero agradecimiento a Syr por sus interpretaciones de los canecillos y todo lo que aprendo de él.

Aquella semana estaba trabajando en el pueblo del Villar de Sobrepeña. Un día necesité ayuda y un chaval mío vino a echarme esa mañana una mano. Terminada la mañana nos dirigíamos a casa a comer y bajando por la carretera en dirección a San Miguel de Neguera, en la curva junto a las Grajas, me dice el chaval:
- En esta curva, viniendo una noche sobre las cuatro de la mañana de Sepúlveda, casi me mato
- ¿Pero qué dices?
- Sí, un tío vestido de blanco estaba en mitad de la carretera, iba caminando y al salir de la curva me le encontré de golpe, di un volantazo para esquivarle y frené en seco el coche. Al mirar por los retrovisores a ver si le había atropellado o algo el tío seguía caminado hacia mí como si tal cosa, como si no hubiera pasado nada y yo casi me caigo por el barranco ¡será gilipollas!, me dije, o tiene una tajada que no ve...
En ese momento yo me callé, pero mi mente recordaba la historia.
- Jorge, ¿le viste los pies?-
- Me asusté´porque vi que venía hacia mí sin inmutarse siquiera, pero me asusté y salí pitando con el susto en el cuerpo, pero ¿por qué me preguntas si le vi los pies?
- Te cuento: la historia comienza ya hace unos siglos, en Sepúlveda....
....Un día de invierno, de ese invierno castellano, donde las heladas nos quiebran los huesos, cierto caballero, pasando por la iglesia de El Salvador, vio entre las arcadas de su pórtico algo acurrucado como buscando calor entre sus frías piedras. Al bajar de su caballo y acercarse distinguió, entre una manta raída o algo parecido, a un hombre pegado a su zurrón y le preguntó:
- Pero buen hombre ¿no ha encontrado posada?
Éste le contestó como pudo: no, caballero.
A pesar del frío el hombre que parecía muy joven sudaba como en el infierno deben sudar los pecadores. El caballero muy cristiano y muy buena persona, sin pensarlo dos veces, le ayudó a incorporarse y cogiendo como pudo ese saco de huesos se lo llevó a su casa. Durmió esa noche allí. El ama de llaves del señor lo atendió tres días hasta que pareció que daba señales de tener algo más de vida.
- Señor, señor, el fraile parece que viene en sí; pobrecillo, parece muy joven y es muy guapo.
- Le haremos coger unos kilos para que siga su camino -le respondió el señor-.
Si el tal hombre era un fraile, sus hábitos limpios por el ama delataron una identidad todavía incierta, pero, poco a poco, el novicio fue relatando su viaje:
- Salí de mi convento hace ya unas semanas y mi destino es el convento de Nuestra Señora de la Hoz, junto al río Duratón, pero si no llega a ser por la caridad del señor, para mí que no lo habría conseguido, ahora me encuentro mejor y no sé cómo agradecérselo.
- Nada, nada, tú ponte bueno y ya está.
Iban pasando los días y ya iban para seis los que, como un señor, se encontraba en esa casa cuando el caballero, viudo él, dio a conocer a su hija, tan joven y bella como un amanecer de primavera, y sentados a la mesa a cenar, una mirada furtiva a sus ojos les bastó para sentir lo que por su edad no tenían idea que existiera, sentimientos que hacían mucho daño al corazón.
- Dios mio, he pecado en pensamiento, he fallado a mis votos- El remordimiento de esa mirada no le dejaba dormir.
Creyó que el momento de la partida era ya mismo, cuanto antes, y cogiendo su zurrón se disponía a salir de su dormitorio de convaleciente cuando tuvo el encuentro con la hija del señor,
- ¿pero donde vais?-
El encuentro inesperado hizo de nuevo galopar su corazón.
- Dios mío, nos hablaron en el convento de los ángeles del cielo, pero ni en sueños los imaginé tan hermosos.
- Pero, ¿dónde vais? -insistió la hija del señor, acercándose casi hasta rozar su cuerpo contra él-.
- Sigo mi camino -acertó a decir cabizbajo, temblando como un perrillo pequeño cuando pierde a su madre-.
- Pero... -dijo ella titubeando-. Y acercando su mano la posó sobre el pecho de él.
Cómplices sus miradas, llegaron a ver mutuamente su pasión. El tiempo se paró y esos cuerpos jóvenes llenos de pasión, encadenados por convencionalismos, se rompieron y esa tarde se fundieron en ese dormitorio tanto que ni un perfume tenía cabida entre sus cuerpos desnudos. Tampoco las palabras tenían lugar. Sus cuerpos lo decían todo. El viaje del señor de la casa y la salida inesperada del ama dejaron culminar lo esencial y más humano de su naturaleza: el amor.
Y esa tarde de invierno fue primavera en esa alcoba y según pasaban las horas volvió el invierno con su cruda realidad.
- Debo irme, me esperan, volveré por ti fuera de estos hábitos -y ya anocheciendo puso camino hacia el Convento de la Hoz-.
Caminando por esa noche oscura ésta le encerró en sus más negros pensamientos. He fallado a mis promesas con Dios -pensó-. Pero, ¿cómo puedo haber caído tan bajo?
El camino se hacía eterno e insufrible pasado ya el pueblo del Villar de Sobrepeña. Sus pensamientos le destrozaban.
- Dios mío: dame fuerzas, ¿qué he hecho? ¿por qué este amor tan imposible? No te merezco. Mi cuerpo es débil pero no te fallará más. Y ahí, en esa curva, echó a correr hacia el abismo que arañó a la tierra el río Duratón y un grito desgarrador estremeció a las grajas que allí dormían.
- Dios mío ¡perdóname!
Y un hábito blanco enjugado en lágrimas dejó en su camino, tal vez el que tú vieras.
- Pero... ¿y el cuerpo del fraile?
- Te digo: nunca apareció
-¿Y la desconsolada hija del señor?
- Pues te sigo contando: días más tarde la noticia llegó a Sepúlveda y también a oídos de ella y ese mismo día se echó a las aguas del Duratón por Santa Cruz, o eso creyeron, pues allí dejó sus ropas. Buscaron sus cuerpos río abajo pero nunca se encontraron o si se encontraron nunca más se supo de ellos...







Llevábamos tiempo, Fernando y yo, dando vueltas al estilo del blog. Ya habíamos hablado en varias ocasiones que teníamos que hacer algunos cambios, que el diseño del blog era demasiado simple, pero nunca se nos había ocurrido hacer un cambio total de su aspecto. Estas vacaciones he tenido mucho tiempo para trastear por Internet, estoy en Asturias y ha estado lloviendo durante tres largos días. Buscando, buscando, encontré varias plantillas chulas para el blog y al final me decidí por esta que está bajo licencia Creative Commons. Aporta un aire vibrante y un colorido especial, es muy refrescante y como ha comentado Pilara en la entrada anterior "parece un cuaderno de campo y creo que va muy bien con las vivencias y emociones que nos quieres transmitir". El diseño inicial de la plantilla solo ha sido modificado añadiendo una pequeña etiqueta en la parte superior derecha en la que pone "Segovia" y un arco en el lado superior izquierdo. Aun faltan por hacer algunos pequeños ajustes como el tamaño y el tipo de fuente definitivos.
Creo que ha sido un buen regalo de cumpleaños para el blog y espero que sea del agrado de todos vosotros.

Uge



A veces, las cosas no son tal y como las vemos, sino como las queremos ver, este sábado volví a navegar por el valle del río Pirón, pequeño río en el que en sus aguas viven bermejas, cachos, alguna que otra trucha y ranas que croan al sol, creando sinfonías acompañadas por grillos y demás bichos que sin partitura llenan nuestros sentidos de campo. Según me acerco paseando a la cueva de la Vaquera -¿estoy soñando o mi imaginación me hace buenas jugadas?-, veo críos junto a sus madres semivestidos con pieles o algo así pero parece que ellos me ignoran o no me ven, ellos a lo suyo, parece que estén recogiendo la pesca de sus trampas, estas parecen estar hechas de mimbre como en forma de embudo. Mientras los críos, alentados por sus madres, no dejan de coger lo que se les pone a mano, cangrejos, ranas, nidos de pájaros, no es un grupo numeroso, son siete niños y tres madres, una de ellas lleva otro niño junto a su cuerpo en una especie de hatillo y en otra de ellas su embarazo es evidente. Se ve al grupo muy vivo, los críos son muy pequeños pero parecen alimañas moviéndose entre el agua, arbustos, zarzas y demás. ¡Que habilidad tienen cogiendo ranas! No se separan mucho de las mujeres y les llevan lo que cogen, una de ellas lo mete en un zurrón negro colgado de su cuerpo. Río abajo les dejo a lo suyo mientras me acerco a la cueva de la Vaquera analizo la escena vivida pero apenas lo asimilo, cuando me encuentro a unos cincuenta metros de la boca de la cueva, no la recordaba así tan al descubierto esa entrada. ¡Estarán los arqueólogos! !Pero que veo! Unos diez hombres y algunos más jóvenes empiezan a subir la ladera dirección a la entrada de la cueva, visten pieles como los que encontré en el río pescando y llevan un ciervo o algo así los dos primeros de la comitiva colgado por un palos largos, sera mejor no acercarme, algunos llevan también palos largos como armas, desde donde estoy veo bien todo, los noto muy contentos y alborotados y a su encuentro salen más críos, mujeres que les abrazan y, un poco mas retrasados, mujeres ya muy mayores y ancianos que levantan su palo en el que se apoyan para andar en señal de victoria. ¡Madre mía, no puede ser verdad lo que estoy viviendo!
- Esca son solo las nueve de la mañana ¿y en ese estado? Recapitulando, amoto, camino desde Torreiglesias, río Pirón, día de la romería de Santiaguillo que celebran los de Torreiglesias en la ermita rupestre, siiiiiiii esa que esta enfrente de la Vaquera, despierta ya-
- !Ufff! menos mal a mi otro Yo que me coloca en mi tiempo. Pues eso, lo que yo decía, alegría, algarabía, cánticos, celebración. ¿A caso ha cambiado tanto la historia?



Ermita de Santiaguillo



Momentos después de la misa, los asistentes bajan al prado prestado por los de Losana para ese día, pues a la coplilla me remito: Los moros de Losana /quien lo creyera /que cambiaron el santo / por la pradera.



El santo, una talla de madera, se trae momentos antes de la misa desde Torreiglesias, a donde es devuelto terminada esta. Me cuentan que cierto año bajándolo desde Torreiglesias en un remolque tirado por un tractor, junto con los músicos de ese año, al pasar las cuestas junto al caserío de Covatillas, volcó el remolque esparciendo ladera abajo tanto a los músicos como a la talla de Santiaguillo.


Devuelto Santiaguillo a Torreiglesias, dicen que terminada la celebración, cuando el valle se quedó desierto de gente, apareció por allí el Tuerto del Pirón, famoso bandolero por estas tierras y allí, en la cueva de la Vaquera, hizo lo propio con sus amigos, agasajándolos con un cordero asado por una boda que no pudo ser, la suya. Digo yo que de quien sería el cordero, antiguamente los bandoleros tenían ética, sería de la marquesa de Covatillas, no de ningún pobre.


Tal día como hoy, 25 de julio, las riveras del Pirón junto a su ermita de Santiaguillo no huelen a prados resecados por sol de Julio, tampoco a fresnos, ni chopos peinadas sus hojas por las suaves brisas de viento que recorren el valle y el croar de ranas y trinar de pájaros, abundantes en la zona, son acallados con más o menos fortuna por esa música y gentío que fundidos con esos aromas nos hace que sea un día diferente en este paraje olvidado durante todo el resto del año.

CANCION POPULAR A SANTIAGUITO

Cuando desde mi pueblo vengo a la ermita
Se me hace cuesta abajo la cuesta arriba
Y cuando bajo, leré, y cuando bajo
Se me hace cuesta arriba la cuesta abajo
Y cuando bajo, leré, y cuando bajo
Se me hace cuesta arriba la cuesta abajo.

No sé, no sé que tiene Santiago Apóstol
No sé, no sé que tiene aquí en el Soto
Que nos convoca, leré, todos los años
En este mes de julio para rezarlo,
Que nos convoca, leré, todos los años
En este mes de julio para rezarlo.

El Valle del Pirón con la Vaquera,
La fuente Covatillas y las laderas,
Tienen al lado, leré, lo más bonito
La gruta y la ermita de Santiaguito,
Tienen al lado, leré, lo más bonito
La gruta y la ermita de Santiaguito.

Perdona a los que un día en su ceguera
Nos cambiaron al santo por la pradera.
Tenían entonces, señor, por más cuidado
Procurar alimentos para el ganado
Tenían entonces, señor, por más cuidado
Procurar alimentos para el ganado.

Pedimos hoy al Santo que nos permita,
Volver a visitarle aquí en la ermita
Que desde el pueblo, leré, le veneramos
Y en Torreiglesias fieles, no le olvidamos.
Que desde el pueblo, lere, le veneramos
Y en Torreiglesias fieles, no le olvidamos.


¡VIVA SANTIAGUILLO !


Como que no quiere la cosa, un día, hace ya dos años, me aventuré en este blog que conocéis y en el que he puesto todo mi empeño en trasmitir eso que me gusta, junto con mi amigo Uge. La experiencia ha sido francamente muy satisfactoria para mi, fue tal vez la escusa perfecta para que con una nevada de la leche llegara a Castrojimeno y pasear por la virginidad del pueblo blanco de esa mañana, casi con esa experiencia mereció la pena, pero como esa fueron unas cuantas. Como buscador algunas veces estamos lejos de encontrar, porque realmente no se sabe lo que se busca, tal vez lo buscamos a kilómetros de distancia y lo tenemos muy cerca, tan cerca como en nuestro interior, pero el vacío de un buscador creo que nunca se llenará. En mi caso, creo que soy polifacético, y he intentado, a través diferentes aficiones, encontrarme. Francamente, es difícil terminar lo que intento describir, tal vez un poco de lo que he intentado encontrar lo reflejen estas imágenes que se me quedaron por el camino en estos dos años, pero al verlas encuentro un poco el guión sin final de mi búsqueda y me pregunto ¿si alguien habrá puesto un final en su guión?



Este es mi río, el Duratón, algo grande para los pueblos por donde pasa y es que no es pa menos.






El CAMPO, ese tan grande y socorrido, se nos presenta siempre, en cada estación, con sus mejores galas para la ocasión. No defrauda nunca, tal vez, nosotros si le defraudamos a él.




Si algo me fascina, es el atardecer, es como morir poco a poco, dulcemente.




Esta es la pequeña iglesia de Castrojimeno, pueblo pequeño como la península donde se asienta. Cantidad de historias se podrían haber contado de esa mañana, una sola se me quedo, Soledad.




A veces alguien posa para ti, sí, le saqué la fotografía pero no me dejó su dirección para mandársela.






El románico de nuestros pueblos me hizo conocer amigos donde estas joyas tan poco reconocidas para muchos son lazos de unión. Recuerdos muy gratos de encuentros virtuales donde se materializan amistades a la sombra de galerías porticadas, recuerdos a Baruk, Syr, Fende, Pilara, Cavestany y señora, Alkaest y señora, Manuel Trujillo, Juancar, Eduard... ¡que cosas tiene este románico!




Bellos rincones de nuestros corrales de las casas, trasmiten serenidad, me transportan a tiempos donde vivir era obligado y duro, donde el no tener nada lo era todo.






Pueblos conocidos por mi de antes, pero desde otro punto de vista. Tienen el alma rota, sus señas de identidad se pierden, los queda el recuerdo de sus pistas de baile, de sus funciones, de huertos de tomates de sabores inigualables, lavaderos de mil risas y cotilleos, fuentes de un no dejar de echar agua por sus caños, bodegas con esa alegría que solo da el vino y una buena amistad, olmas donde la única sombra que dan es la de un pasado y es que en los habitantes que quedan, ya mayores en su mayoría, cualquier tiempo pasado fue mejor a pesar "DE"...

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