Cerámica Terra sigillata, el ajuar de lujo de los romanos, cada año los restos son mas pequeños, se rompen fácilmente al salir y erosionarlos las inclemencias del tiempo y ser aplastados por los tractores (por supuesto, se quedaron en el lugar donde estaban, ¡faltaría mas!, debemos cumplir las normas, pero me jodió mucho dejarlos).
En estos días pasados, las lluvias llenaron nuestros pantanos, nuestros arroyos sedientos de agua saciaron su sed de años, y en los campos de labor cayó el agua con más o menos intensidad, lavando la tierra y dejando a la vista lo que ocultaba, en muchos de los casos, como este que os muestro en la imágenes, es una página abierta de la historia y me encanta leer en ella. No son ni más ni menos que restos de una villa romana, restos que la reja de un arado saca a la luz, exponiéndolos al deterioro de un siglo XXI, llevaban, ocultos, impolutos, bajo la tierra, desde el siglo IV, cuando se abandonó ese lugar, pero esa reja los profana año tras año, tarea tras tarea de vertedera, los destroza con sus toneladas de peso al pasar por encima las pesadas maquinarias.
Son restos que desaparecen, piezas de un puzle del pasado que ya no se recompondrá nunca, es nuestro patrimonio, de más o menos valor, pero nuestro patrimonio, nuestro pasado. Dicen que estudiando el pasado entenderemos el futuro, en este caso poco quedará para el estudio.
Hace ya bastante tiempo mi afición durante unos pocos años fue buscar tesoros con un detector de metales,¡casi na! Nada serio, en mi tierra hay tantos pueblos en la actualidad, como despoblados, de ellos no queda apenas ni el recuerdo, son tierras dedicadas a la agricultura en la actualidad, nunca encontré un tesoro, pero si tengo alguna que otra moneda, algún que otro resto de cerámica, piezas que guardo como oro en paño y que tuvieron su estudio de arqueólogos, los cuales me dijeron que dejara esa actividad y me tacharon de expoliador. Yo dejé esa afición comprendiendo el daño que podía hacer, pero me entristece ver lo que está pasando por nuestro patrimonio,es arrasado con una reja de un arado temporada tras temporada, y nadie, ni esos que me tacharon de expoliador, paran esa destrucción y ellos lo saben. ¡Vaya que si lo saben! Yo al menos recuperé alguna pieza de ese puzle, pero ¿cuantas se perderán por su incompetencia? ¡Y yo era el expoliador! porque tenia cuatro pesetas del Paquillo y cuatro cerámicas Sigillatas que cogí antes de pasar la rueda del tractor por encima de ellas.
Creo que empiezo a comprender esta sociedad actual... ¿se llama, tal vez, hipocresía? Roba cuatro duros para comprar unos pañales y tienes cárcel, roban unos millones de euros y la que no sale de los juzgados cantando, sale jugando al balonmano.
¡Ay, que pena mas grande!.
Quizás en tu comarca también pasa, denúncialo aquí, alguien te oirá.
Esto es el piso o pavimento de la villa romana, la reja lo levanta y lo destruye. En este caso no es un mosaico bellamente decorado, pero... ¿y si lo hubiera sido?
Later coctus, tégulas, ímbrices, opus caementiciun, es decir, ladrillos, tejas planas, teja curvas y hormigón, aparecen diseminados por todo el lugar, ya sin orden ni concierto, arrastrado por los aperos de labranza.