En estos días cercanos a las fiestas navideñas recibo felicitaciones y buenos deseos, solo, y nada más, que no está mal, no lo niego, pero yo lo que deseo es una GRAN CESTA DE NAVIDAD. A mi nunca me regalaron una, por lo que nunca he podido sentir ese regustillo que tiene que dar ir poco a poco destripándola y sacando de sus entrañas esa paletita, esos licores, ese vinito, ese turroncillo… a mi lo que me gusta es el verdejillo, pero no le hago ascos a nada, los puntos suspensivos tampoco están mal.

Yo, en mi “corta madurez”, me lo he preguntado a menudo: ¿Y a mi por qué no me mandan ninguna? ¿Qué he hecho yo para merecer tamaña ofensa?

Joer, que envidia me dan los que la reciben, en estos días cuando salgo a la calle procuro no fijarme, antes veía a los transportistas descargarlas y me decía: esa descarao que es para mi, pero no, nunca tuve esa suerte, ni siquiera una de esas que se rifan. En fin, apelo a un alma caritativa que haga realidad mi sueño. Aunque sea una de esas que no encuentran destinatario, o que son rechazadas, o de esas que llegan un poco perjudicadas o incompletas, o que sobran, aunque sea del año pasado, a mi me da lo mismo, ¡YO LO QUE QUIERO ES RECIBIR UNA GRAN CESTA DE NAVIDAAAAAAD!



Aprovecho estas líneas para desear a todos los que se pasan por este blog una Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.

Esca


Nota:
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