En mis recorridos sin rumbo prefijado por los pueblos de mi comarca hay algo que nunca me deja indiferente, es más, me entra cierta melancolía, son esos edificios que parecen estar hechos a medida de su población, pero tan vacíos, tan desiertos, tan abandonados algunos... A otros los encontraron otras funciones, centros sociales, centros de consultas médicas, bares, peñas para fiestas... Función muy diferente para la que en su día se construyeron. Y es que hace años estos edificios estaban destinados a algo fundamental para estos pueblos, su futuro. Creo que ya sabéis que a los edificios que me refiero, son las escuelas. Por ellas todos pasamos, unos más temporadas que otros, unos más mirando al encerado que otros, unos con más recreos que otros y los más, con las orejas calientes o los carrillos colorados por una bofetada mañanera. Y es que mucho, en parte, dependía del buen talante del maestro, pero ahora se le disculpa, pues joer como eramos. Cuando hace ya años, y no digo cuantos, pero años ya, y los de mi generación vestíamos jersey de lana hecho por nuestras madres y pantalón corto de espuma, tanto en verano como en invierno, los largos decían que para cuando fuéramos mayores o pagáramos la media cuartilla, como calzado, esas Tao de color azul, pues íbamos a la escuela y lo mejor de la escuela era la hora de salir de ella, las cinco de la tarde.
¿Pero a quien le interesaban esos rollos dentro de la escuela? El orden de salida tenía su aquel, pero ya en la calle, la desbandada y el griterío se hacía notar. ¿Y que esperaban? ¿Que unos chavales de entre cinco y trece años dejaran de ser lo que eran? Poco a poco nos fueron adoctrinando o tal vez debería decir adiestrando, ¡pero les costo!, que todo hay que decirlo. El caso es que llegabas a casa con toda la prisa del mundo, la cartera no la dejabas, esa cartera azul con dos asas que contenía, en sus mejores días, un cuaderno, un libro, un lapicero, una goma mordida o redonda de tanto borrajeto quitado y una caja de pinturas que solo estaban el primer día en su caja y con la misma longitud apenas unas horas, culpable, el sacapuntas, elemento muy valorado para escaquearse en la papelera. Bueno, pues no dejabas la cartera, la tirabas donde fuera y tu madre te decía: ¿que quieres para merendar? Tu respuesta, rápida y concisa: ¡pues que voy a querer pan con chocolate! El chocolate de antes no era con leche ni de sabores a frutas ni inventos de esos de ahora, era chocolate. ¡O eso creíamos! De color marrón oscuro, las onzas, que las llamaban, apretadas, gordas y pesadas, vamos, que como si fueran obra de Botero, y eso si, no se deshacía ni rompía tan fácilmente, había que hincarle el diente con ganas. Tu madre te lo daba metido dentro de un corrusco de pan de hogaza, como en un bocadillo, y tú, ya saliendo por la puerta, lo sacabas del pan y en una mano el chocolate y en la otra, olvidado, el pan. -¿Donde vas? ¿No te puedes sentar a merendar?- te decía tu madre desde dentro de la casa y tu siempre la misma contestación: -por ahí- (creo que esa contestación está vigente en la juventud en la actualidad) y saliendo de la casa, ya libre de escuelas y adultos, con tu pan, con .... ya no quedaba chocolate, te recorrías el pueblo en busca de aventuras de piratas con un barquillo que hacías tú mismo de roña de pino y lo soltabas en el arroyuelo recordando viajes de Simbad el Marino, o de aventureros por la selva, esa de Tarzán que estaba en la chopera del pueblo, y haciendo palacios increíbles como Aladino con ramas y demás. Otros, los mayores, ya lo llamaban cabañetas, que malo es ser mayor, como cambia la historia. En otras, hacíamos de Alibabá y los Cuarenta Asalta-huertos-sandiales-frutales-etc, pero en estas últimas aventuras había inconvenientes y teníamos daños colaterales infligidos por el enemigo. También de caballeros como el Cid Campeador defendiendo o asaltando a los infieles el castillo, ¿castillo digo? ¿o era un montón de balas de paja? Ya no recuerdo si en mi pueblo había castillo, o quiero no recodar para que esas aventuras vividas queden tan reales como queríamos o creíamos que eran. Y así, día tras día, después del colegio y después de apretarnos nuestro pan con chocolate, pasamos la niñez soñando por nosotros mismos como libres y niños que eramos.
Y recordaros solo que, de acuerdo, que los tiempos cambian, pero si os digo, dejarlos ser y soñar como niños que son.
Y recordaros solo que, de acuerdo, que los tiempos cambian, pero si os digo, dejarlos ser y soñar como niños que son.
El Plan Nacional de Construcción de Escuelas se hizo entre los años 57 y 62. Estas escuelas tienen la particularidad de ser muy similares todas y de estar en lugares muy preferentes del pueblo, pues era quien ponía los terrenos. Antes de este plan de construcciones, las escuelas estaban donde se podía, normalmente en salas de los ayuntamientos.
Escuelas de Consuegra como veis a medida ,el pueblo era pequeño y lo sigue siendo ,pero aun mas pequeño y desolado
Las escuelas de Villar de Sobrepeña se construyeron en el año1943. Mucho esfuerzo en esos tiempos para sus habitantes, hoy parte de ellas, consultorio médico, la otra parte del edificio, sede de una asociación.
Perorrubio, en la actualidad están recuperadas como sede de una asociación del pueblo.
En Valdesimonte no se ponían de acuerdo con su construcción, pero me decían que podían tener ochenta años. Eran otros tiempos, me decían, en los que el pueblo ingresaba mucho dinero por sus montes y podían embarcarse en la casa el médico, la de los maestros, la de cura. Si, eran otros tiempos, en los que el futuro de esos pueblos correteaba entre sus acequias. En la actualidad todas cerradas al mismo tiempo que el futuro de muchos pueblos.
Gran edificio el de las escuelas de Hontalbilla, imaginaros en esos tiempos los chavales que tendría el pueblo, en la actualidad acuden a él doce chavales.
Las de Castrillo, pequeño pueblo, apenas veinte habitantes hoy en día, sus usos en la actualidad, son múltiples.
Estas son las escuelas y la casa del maestro de Las Aldeuélas, los columpios son actuales, los juegos de antes, desde las carreras ciclistas con chapas, el bote, el frontón, vida y luz, el hinque, el pañuelo... ¿quien necesitaba columpios?
Las de Valvieja, destruidas. La situación de todas las escuelas era privilegiada, la luz mandaba.
11 comentarios:
Buenas, Esca.
Se nota que tu alma infantil se ha quedado impregnando tu cuerpo, bien pegada a sus huesos. Ha tomado el tamaño de adulto pero sigue cándida, sencilla e inocente como la de un niño. Y lo mejor de todo es que sacas a pasear ese espíritu dulce y romántico y nos dejas a todos boquiabiertos añorando nuestra infancia de la que por arte de mágia ha desaparecido todo lo malo, si es que lo hubo y sólo afloran agradables recuerdos que te dejan una suave sonrisa en los labios.
Que tiempos aquellos sin grandes preocupaciones, sin pesadas responsabilidades, sin duras obligaciones... Sólo la de conquistar el mundo de una manera impetuosa, alegre y lúdica.
Un abrazo y hasta muy pronto.
Que entrada más bonita y qué grandes los Asfalto, menudo temazo.
Creo que soy de los últimos chicos que ha pasado algunos días en estas escuelas de pueblo, cuando mi madre, maestra, no podía dejarme con nadie y me llevaba con ella a Duratón, a Castrillo o por ahí, o bien, me dejaban una semana en el pueblo con mis abuelos donde iba a la escuela con mis primos y el resto de chicos del pueblo. Recuerdo la estufa y la leñera, llena de nidos de golondrina. Hoy, en Muñoveros, las escuelas se han convertido en la piscina municipal y a los más mayores les encanta verla llena de niños en verano. El edificio de las niñas es ahora los vestuarios y el de los niños, almacén y sala de pin-pón.
Da gusto la orientación que tienen siempre, con toda la luz del mundo.
En Otones, la escuela es hoy un museo precioso de la escuela de ayer, con sus enciclopedias, pizarrines, etc.
Que grande eres Esca.
Un abrazo.
Mateo.
Pilara,te agradezco tu comentario ,pero como tu sabes tambien cuando llegas a adulto debemos poner los pies en la tierra y asentarles muy bien ,pero de vez en cuando darte un garveo por tus recuerdos,esos que como tu dices ...< Que tiempos aquellos sin grandes preocupaciones, sin pesadas responsabilidades, sin duras obligaciones... Sólo la de conquistar el mundo de una manera impetuosa, alegre y lúdica.>.....y es verdad lo que dices y digo yo ¿por que nos haremos adultos? aunque algunos nos conformamos con que nos quede una chispa de esa edad y que no renunciaremos a ella,
Un saludo Esca
Lo del temazo de Asfalto es cosa del informatico el señor Uge,me alegra que te haya provocado el recuerdo de esos años, lo de Otones,Mateo estoy en ello,ya lo visite´hace tiempo ,pero tengo idea de recojer poco a poco entradas con las visitas a los museos o exposiciones que tenemos en la comarca ,que gracias por tus comentarios Mateo,de verdad que se agradecen
un saludo Esca
Que tema tan entrañable y tan cercano a los buenos recuerdos. Además es tal como lo cuentas. No tan sólo es la tradición de merendar pan con chocolate, sino todo el halo ambiental que evoca.
También aquí la merienda del pan con chocolate era la más popular de todas y siempre terminabas comiendo el pan solo ya que el chocolate desaparecia casi en el acto.
Algunas veces especiales, en ocasiones casi únicas, en lugar de pan nos daban carquinyolis... y nos mirabamos de reojo a ver a quién le habian tocado más. Carquinyolis con cohocolate... que delicia!
La tradición de merendar pan con chocolate debería seguir viva!!
Un saludo chocolatero
***
Hola Baruk ¿que es lo que es? ,carquinyolis,por aqui yo no lo he oido nunca,
En estas fechas lo que se merendaba eran uvas pues es tiempo de ellas o la fruta de temporada,y tambien nos daban otras veces una rebanada de pan con vino y azucar,pero desde pequeños,tambien pan con chorizo de la matanza,por lo menos sabiamos lo que merendabamos,lo reconociamos,!las meriendas de ahora! vete tu a saber de que estara hecho ,
pues un saludo Esca
Fernando siempre tocas la fibra sensible.
Aunque yo me he criado en Madrid no creo que mis días de escuela fueran muy diferentes. Algunos profesores masocas, que disfrutaban golpeando a los crios, los pupitres de madera para dos chavales que fueron sustituidos por mesas individuales, la estufa de carbón (como la de la canción), recuerdo una vez que me sentaba muy cerca de ella y se me quemó la cartera y parte de los libros y cuadernos, tenía que llevar un vaso porque a media mañana nos daban leche caliente (también como en la canción), algunos profes, los más exaltados, nos hacían salir del colegio formados y cantando el Cara al sol, los chicos y las chicas estábamos separados, no nos veíamos ni en el recreo. Cuando terminé la EGB y pasé al instituto fue como pasar de la noche al día, un trato fenomenal con los profes, chicos y chicas juntos y bastante libertad. ¡Días felices! ¡Que tiempos aquellos!
Del pan con chocolate que voy a decir, eso si que era devoción. Cuanto pan y que poco chocolate. Alguna vez una rebanada de pan con aceite y azúcar, que estaba buenísimo y que no he vuelto a comer, sin embargo, con vino y azúcar como tú dices no me gustaba nada.
Nada más, un saludo para los que leéis.
Gracias Uge por relatarnos lo tuyo.pero en las ciudades ¿no eran colegios? las escuelas son para los del pueblo,yo de ciertas cosas de esas que cuentas no me acuerdo o no quiero acordarme,lo que si me recuerdas es eso de las chicas,cuando nos juntaron fue´la leche ,encima en mi caso me trasladaron a la escuela suya,y con su seño de maestra,eso para mi fue un trauma,¿quien necesitaba princesas para tus aventuras a esa edad?
Pero me queda una duda,de verdad que lo de la cartera ¿fue acidental?
Bueno me quedo con una frase tuya que me gusta,> cuanto pan y que poco chocolate > lo actual seria al reves > cuanto chocolate para tanto pan >
un saludo Esca
"La verdadera patria del hombre, es su infancia".
Ya no recuerdo quien lo dijo, pero que gran verdad.
Salud y fraternidad.
Uge.
"Carquiñolis" son unos dulces tipicos de algunas poblaciones de por aquí,son de pasta seca,medianamente duros de roer,y llevan trozos de almendra en su interior,muy buenos.
Yo por mi parte,volví a mi escuela 25 años más tarde...todavía lo era...es curioso,a varios metros del edificio,podía distinguir perfectamente el olor a mina de lápiz,a papel,el olor a escuela...
En las jornadas de puertas abiertas que hacen en el colegio de donde vivo,voy siempre a dar una vuelta;me gusta el olor de la escuela,que evoca los primeros recuerdos.
Un saludo.
Hola
Que estoy merendando pan con chocolate y me he acordado de ti.
Abrazines
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