De nuevo, la nieve, aliada con el silencio, retó a la oscuridad de la noche, incansable, dejó su manto blanco durante toda la noche, fue una batalla perdida, las tinieblas la derrotaron, solamente aliándose con la luz del amanecer y una temperatura congeladora fue vencedora, mudos, rendidos y de apariencia fantasmal, aparecieron tras la larga batalla, pero vivos y llenos de belleza.
Llegando el mediodía, sus infieles aliados quisieron ser aún más protagonistas y fueron derritiendo al creador de esa blanca belleza, para convertirla en no más que agua, que como liquido elemento se fue en busca de los arroyos y ríos, que pletóricos y alegres recorren sus cauces llenando de vida sus riberas,y es que la historia solo la escriben los vencedores .