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Historias, leyendas y paseos por lugares de la provincia de Segovia.



El pueblo de Veganzones está de celebración, y no es para menos, conmemoran un aniversario, cuatro siglos han pasado, unas dieciséis generaciones, y después de muchos avatares consiguieron ser dueños de su propio destino, su futuro estaba en sus manos, se compraron a sí mismos por la no despreciable cantidad de 1.744.638 maravedís, pagados a Felipe II en el 1579 y reafirmándolo su hijo Felipe III el 25 de marzo de 1615 entregándoles la Carta de Venta y Privilegio de Jurisdicción que le hacia "villa de por sí y sobre sí".

Esta es la carta original, está expuesta al público en un salón del Ayuntamiento, durante estos días, junto con otros documentos.

Esta es parte de la transcripción recogida del libro,"Veganzones,Villa de por sí y sobre sí, 1615"del autor Marciano Cuesta Polo.

Y esto es en esencia lo que conmemora Veganzones, casi na, algo tan ansiado hasta en nuestros días como la libertad, pasar de vasallos a dueños de sus tierras, de su cosecha, de su propia vida, de sus voluntades, de sus hogares, de sus sueños, un legado dejado a sus herederos, que no olvidan y con orgullo rememoran y recuerdan a sus antepasados en estos días.
He recogido estas imágenes de los ensayos preparados para la representación del sábado 25 de marzo, para mi que promete, los actores son los vecinos del pueblo y como escenario diferentes lugares del pueblo, recorrerán esa parte de la historia tan importante para sus habitantes, es muy emotiva y llena de encanto.





Hace ya unos pocos años que el mundo rural recobró de nuevo el oficio de resinero, volvió a ser rentable la recolección de la miera o la resina de los pinos, fue casi inexistente durante los últimos 35 años, las técnicas de recolección muy poco han cambiado, es un trabajo manual totalmente, desroñar la cara del pino, poner la hojalata con la media luna, poner el pote para recoger la miera, hacer las picas,.......y durante todo el verano recorrer uno a uno, pino por pino la producción.
Antes de empezar la campaña que comienza allá por el mes febrero, se arrancan las hojalatas del pino y se retiran los potes, pues para una nueva producción se abre una nueva cara en el pino, una por una y pino por pino se recogen y amontonan en lugares algo especiales para este fin, alejados de los pinos, zonas arenosas y con un pequeño desnivel o cotarra, ni que decir tiene que para esta tarea se deben pedir los permisos y solo los conceden en una época determinada, cuando no hay peligro ninguno de incendio.

                           

Esta es la imagen que me encontré cuando acompañé a Maria y  al amigo Juan Carlos,resinero e hijo de resinero,para  ver como se hacia la pez, como lo hacían desde siempre los resineros en el pueblo de Sebulcor,unas diez mil hojalatas emponzonadas de resina ya seca esperaban amontanadas sobre esa pequeña loma en una calva y en mitad del pinar y utilizada desde muchos años atrás.


Aún quedaba algo por hacer me contaba el amigo Juan Carlos antes de comenzar la faena,un agujero en la tierra y un reguerillo que comunicara este con las hojalatas que estaban dispuestas en la parte mas alta con cierta caída hacia ese agujero,yo no sabia el porqué pero ya lo entendería me decía.
Un chapon de hojalata tapado con arena evitando cualquier entrada de aire puso fin a este paso.El tapado de el agujero,era importante  me dijo,si entra aire la pez no dejará de arder hasta que se consuma totalmente,y puede arder días y días.
 Ya todo preparado,prende con un mechero ese montón de chapas y comienza el infierno,en pocos segundos eso se propaga como la pólvora,una columna de humo mas negro que los cojones de un grillo nos deja a la sombra durante unos minutos,el calor que deprende es intenso y Maria y yo nos retiramos unos cuantos metros para atrás,¡¡coño da miedo !!toda una experiencia,después de ver eso aún me estoy pensando eso de mi incineración después de cascarla,no antes por supuesto.¡¡ joer.!!


En escasos minutos y con semejante calor el regerrillo hecho en la arena comenzaba a surtir al pocillo con un liquido ardiente,era la miera,madrededios como estaría de calentito ese liquido dentro.

No sin cierto esfuerzo,el amigo Juan Carlos armado con un gario o bieldo y cuando el infierno le permitió acercarse,iba amontonando las hojalatas para terminarlas de quemar,con ello conseguiría dejarlas limpias para su nuevo uso en la próxima campaña,eso sí es reaprovechamiento y unas pelas se ahorran al no tener que comprar otras diez mil hojalatas,ademas ecológico a tope.
Por último unas paladas de arena cuando está el fuego extinguido sobre la entrada de la miera ardiendo al pocillo le dejan estanco evitando que siga ardiendo y pone fin a esta tarea, a la pa casa.

 Y este es el producto que quedó en el agujero,unos treinta kilos de pez,recogido unos días después cuando eso se enfrió,un subproducto de la recogida de la miera,antiguamente empleado y era muy apreciado en la construcción de barcos cuando se hacían de madera claro está,y en esta tierra para hacer estancas las botas,pellejos de vino y las cantimploras que se hacían de mimbre,en la actualidad apenas tiene salida.

Y en esta última imagen las hojalatas una vez terminadas de tratar,pues quedan muy retorcidas por el calor,volverán a reutilizarse y hacer su función y es que en el mundo rural no sobra nada,todo tiene un valor,y con esfuerzo,ganas y voluntad todo puede tener una nueva utilidad,la necesidad a veces es la mejor consejera para tener un planeta limpio,
Yo soy de los que antepongo la reutilización al reciclado y eso bien lo sabemos todos en el mundo rural,por favor respetemos nuestro entorno,
Bien por el amigo Juan Carlos y gracias por la experiencia que pude ver .



En mis recorridos por mi comarca no dejo de escudriñar cada rincón que se me presenta en mi camino, admiro los magníficos templos románicos que cobijan los pueblos, también busco sus ruinas, sus tenadas, en fin, su pasado, su historia, pero a veces en la humildad de sus construcciones es donde más valoro a esas generaciones por su ingenio a la hora de buscar la manera de sobrevivir con escasos medios a su alcance. En esta ocasión os presento un oficio o explotación creo que ya perdido en nuestra provincia, los colmenares.


Este colmenar se encuentra en una ladera junto a la carretera que nos lleva al Valle de Tabladillo, un pequeño edificio que alberga, creo yo, diez colmenas, hechas de tablas de madera, que vemos en la parte izquierda de la construcción.
También eran comunes las colmenas en las fachadas de las iglesias, esas solo las cataba el cura, pero vamos a lo que realmente nos incumbe.

   
En esta imagen un detalle de una de ellas, la lata colgada a buen seguro tendría su función.

   
Pero el colmenar que más me sorprendió, y es nuestro protagonista, fue este del municipio de Navares de las Cuevas, un pueblo donde este oficio parece que proliferó pues tenía al menos veinte colmenares antes de llegar una enfermedad para las abejas que mató a todas, de eso hace treinta y cinco años, muchos desconocidos para mi como podéis comprender y otros desaparecidos, pero creo que este es un buen ejemplo,
El edificio no parece gran cosa a simple vista, pero analizándolo detenidamente me pareció que nada quedaba la azar, era fruto de un saber trasmitido desde siglos, está situado en un paraje donde abundan las aromáticas, en una ladera, por lo que su pared trasera se entierra en la tierra, consiguiendo con ello que el edificio no sea alto, propiciando a la vez el calor de esta y refugiándolo así de las inclemencias de los vientos y  de las temperaturas tan extremas del invierno segoviano.
La orientación de la pared principal, donde se alojan las colmenas, y la entrada de las abejas está dirigida a la salida del sol, por lo que los primeros rayos de sol calentarían de inmediato las colmenas activando a estas pequeñas y grandes trabajadoras con las primeras horas del día,¡¡la producción también es importante!!


La puerta de entrada está en un lateral de la construcción, y está abierta, entremos en su interior, la primera impresión es de asombro, nostalgia, seguidamente, de tristeza, se guardaron allí las mil esencias recogidas de la tierra de los Navares y ahora sobrecoge tanto silencio, no están sus cadáveres pero, es su cementerio, parece que todo se quedó tal cual como lo abandonaron cuando esa maldita peste mató a miles,¡¡digo yo miles!! millones de abejas y probablemente inquilinas de este colmenar, fue una desgracia para toda la flora de esos alrededores, la base de la vida está en la fecundación, o polinización en las plantas y estos pequeños insectos algunas veces desagradables cuando se les molestaba cumplían con esa función a las mil maravillas.
Mirando detalladamente se da uno cuenta de que en su construcción solo se emplearon (descartando 
las tejas de su cubierta ) materiales empleados tan básicos que son todos de las inmediaciones del lugar donde se encuentra, sus paredes son de piedra sin argamasa ninguna en el exterior y un leve revoco de barro en su interior, su cubierta palos de chopo sin elaboración ninguna, solamente cortados adecuando sus medidas al tejado, para sujetar la teja árabe unos simples palitroques cruzados sobre los palos maestros de chopo, la teja no está sujeta con barro que es lo habitual en la casas, ¿por qué no se utilizó barro? tal vez porque en Segovia los veranos son calentitos y al no tener barro el aire acondicionado estaba asegurado, su ventilación sería necesaria, más que necesaria, para el confort de las abejas.
 
 
Pero continuemos. Indiscutiblemente lo más importante en un colmenar, son sus colmenas, alrededor de un centenar, algunos centenares de miles de veraneantes (¡¡digo yo!!) ilustres reinas, infinidad de obreros a su servicio y muchos zánganos (vamos que.. como los humanos) se alojaban en este hotelito a cambio de compartir su bienes más preciados, miel, propóleo, polen  y cera con el dueño del hotelito. Sus apartamentos están hechos de mimbre, su estructura en forma de cesto, pero sin culo ni tapa, alargado como de un metro aproximadamente y todas colocadas con una pequeña caída hacia el exterior, compactadas y recubiertas de barro, en mi humilde opinión el mejor aislante que la naturaleza nos proporciona.
La boca de entrada al apartamento por el exterior está tapada también con barro dejando una pequeña entrada no mas grande que lo justo para permitirles el paso, por la parte interior se tapaba con piedras planas trabajadas en forma circular para ajustarse al cesto y digo yo que precintadas con barro para dejarlas estancas, no es que sea un erudito en estas lides pero esas piedras amontonadas por el suelo me da que su función sería esa.




Es, como digo, un alarde de ingenio y de admiración, siempre se dijo que la necesidad hace maravillas, y esto para mí es una maravilla, un legado a cuidar y sobre todo, respetar estas construcciones y si de nuevo volviera la vida sería lo mejor que pudiera pasar a nuestros campos.
Y con esta imagen de la entrada a un pasado, tan floreciente y tan dulce, y ahora tan escaso en nuestros paisajes por culpa de esa maldita peste y algún que otro pesticida me despido esperando sea de vuestro agrado y que la picadura de alguna abeja os sea lo más leve posible, pues sin ellas nuestro planeta está en peligro.

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