Llegaron con las primeras tormentas de primavera, se fueron con las últimas del verano, esas pequeñas viajeras siempre vestidas de fiesta con su ajustado frac, esas juguetonas del viento, incansables alfareras hogareñas, de suaves trinos al amanecer.
Hace unos días tuvieron su última fiesta antes de partir, las vi reunidas, tomando los primeros rayos del sol, hoy ya no lo oí, se fueron en silencio guiadas por las estrellas sin decir adiós, como se fue el calor del verano, las risas de los  niños jugueteando por las calles de los pueblos. Con su marcha nos anuncian la melancolía del otoño, el invierno crudo que se avecina, nos queda el recuerdo de otro verano más y la añoranza de una nueva primavera, que llegará de nuevo, y serán fieles a su cita anunciada de nuevo por estas pequeñas amigas de el cielo azul segoviano.
Que deprisa pasa el tiempo, y yo tonto de mi, pasándolo de día en día en vez de segundo a segundo.