Como cada otoño, mi instinto de recolector, no cazador, me hace salir al campo en busca de esos preciados frutos que nos ofrece la naturaleza a cambio de nada, simplemente de respetarla.
Somos privilegiados en esta nuestra comarca segoviana, nuestros montes, bellos como ningunos, los pinares, nos llegan hasta donde nuestra vista se pierde allá en el horizonte, en ellos encontraremos delicias gastronómicas en gran variedad como las amanitas de los cesares, boletus edulis, senderuelas, nícalos, setas de los caballeros, macrolepiota procera, etc, etc. Pero también encontraremos las más ponzoñosas, toxicas e incluso mortales como las amanitas, phalloides y pantherina. Y es que la naturaleza es así de contradictoria, por un lado nos da la vida y por otro nos la quita, tal vez heredemos de ella nuestro comportamiento hacia ella, hay personas respetuosas y educadas con la naturaleza al igual que existen los indeseables, ponzoñosos y tóxicos para ella.


Esta imagen ya la vi hace un año, explicación ninguna, pero os doy una idea ¿donde van a parar las ropas usadas que se donan y no tienen salida?

Hay gente sin escrúpulos, el autor es aun más toxico que ...

Esta imagen pertenece al valle del río San Juan, como podéis ver, el conductor del 4x4 dejó marcado su egocentrismo por un terreno que hace unos años se repobló con encinas y pinos. En la loma, a una encina con sus diez años de lucha por estar allí la pasó por encima con sus ruedas, digo yo que si alguien sobraba allí era ese reto hacia el cielo de la imbecilidad. Creo que fue Einstein quien dijo: Solo hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana. Y no estoy tan seguro de la primera.


Esta imagen también pertenece al valle del río San Juan, los escombros actualmente son un problema difícil de resolver, las escombreras se clausuran y cuesta mucho dinero llevarlo al lugar adecuado pero no es escusa para tirarlo en cualquier lugar. Como no ponga medios la administración lo veremos muy a menudo, los pueblos han dejado de ser dueños y señores de su administración local y eso le pasa factura al campo. Y es que las cosas se arreglan de puertas para adentro, no desde una mesa.



Esto es frecuente en el pinar, vaciar los ceniceros, tirar la bolsa de basura en la cuneta cuando se va uno de vuelta a casa, o dejar esos garrafones una vez utilizados, y, sobre todo, una insensatez frecuente, levantar el barrujo en busca de las setas supuestamente allí ocultas, ese manto de acículas es su hábitat, las protege del hielo, del sol, y en él conservan la humedad adecuada. Teniendo paciencia nos deleitaremos con esos frutos que nos ofrece la naturaleza sin nada a cambio, solo un poco de respeto y sobre todo no destrocéis las setas que no recojáis, no privéis a nadie de sus colores, formas y sabores, pues tú no las conocerás como comestibles, pero para otros muchos son un manjar.


LA BOTELLA ASESINA. No hay nada más mortal para esos bichillos terrestres que una botella en la arena, su boca queda a la altura para que los invertebrados hagan de ella un lugar para ocultarse, es su muerte, no podrán salir nunca, sus patitas deslizarán una y otra vez por ese vidrio hasta su agonía. No lo pensamos pero esos bichillos tenían una función en el planeta y un guarro ignorante no permitió que la continuasen. En el equilibrio de la naturaleza casi todos somos necesarios, la función del guarrillo a buen seguro que no era esa.

Estos son nuestros pinares, pasea por ellos,recoge sus frutos, siéntelos, emociónate en un amanecer, pero sobre todo respétalos. ¡Que no se note tu paso por ellos!