Tiempo, desidia, guerras, derrumbes, sequías, catástrofes, enfermedades, desamortización, nos fueron dejando por nuestra comarca ruinas relegadas al pasado y al olvido, estos testimonios de nuestro pasado se fueron quedando aislados y solitarios en mitad de campos, prados, laderas, valles, pequeñas colinas.... Sus piedras mudas nos relatarían su historia pasada, estas siguen mudas aun en la actualidad cuando caen del muro, no por que no hagan ruido en su caer si no porque nadie escucha su agonía ya, ni su nombre olvidado a lo largo de estos últimos siglos se nombra.



Virgen de las Nieves, utilizada como cementerio en el pueblo de Rebollo tendría sus días gloriosos para los vivos.

Desde la carretera, en medio del campo de cereal y como ahogada por sus laderas, agoniza la iglesia de la Virgen de la Serna del pueblo de Vellosillo, fue cementerio del pueblo hace tiempo, mismo destino para sus restos, los humanos y los románicos

Altiva, pese a sus años y a su ruina, no se levantan, se mantienen, las ruinas de Santa Cruz, antiguo despoblado perteneciente, en la actualidad, a Fuentidueña. Se asienta en una árida colina, solo refrescada por su fuente, también llamada de Santa Cruz, desde allí, a lo lejos, se ven las murallas de Fuentidueña, lugar mas seguro para esos primeros colonos de tiempos de incertidumbre.

Apenas unos lienzos quedan de la ermita de San Cristóbal en el barrio de arriba del Valle del Tabladillo.

A unos centenares de metros de Adrados se encuentra San Benito, recuerdo sus ruinas desde hace años, impávidas, dominando desde su emplazamiento el prado y las viñas de sus alrededores y esas piedras de su bóveda esperando caerse de un momento a otro, casi sujetas simplemente por magia y es que magia es lo que hacían esos maestros constructores en esos tiempos, con esos medios, perfecto equilibrio el de las piedras y el hombre en su entorno.

En mitad de un prado donde se recogen paz y armonía, se encuentran las ruinas del Espíritu Santo en el pueblo de Orejana.

Restos de un antiguo castillo o torreón de vigilancia en la entrada al valle que nos conduce al pueblo Valle del Tabladillo.