A veces me he preguntado que pasaría en pueblos abandonados, ciudades romanas como Confloenta, villas como Habuba para que sus restos de edificaciones desaparezcan por completo y en la actualidad sean simples tierras de labor donde se cosechan cereales. Estas imágenes me dan la respuesta, madera, barro y piedra, tres componentes únicos para hacer un hogar, ligados totalmente a la naturaleza a la hora de su ejecución y a la hora de su destrucción, sin dejar rastro contaminante en la naturaleza después de ser utilizados y devueltos al entorno del que procedían. Mucha sabiduría la de nuestros antepasados o ¿tal vez era respeto a todo lo que les rodeaba? ¡Que legado nos dejaron! Y.... ¿que legado dejaremos nosotros? Ellos nos dejaron la sapiencia del ser y sobre todo la del saber estar y no la destrucción del hábitat que, al fin y al cabo, es nuestro patio de casa pero en grande. Me vienen imágenes del futuro, de la película El Planeta de los Simios, la última imagen en concreto, si se destruyera una gran ciudad sería irrecuperable su terreno, pero para nada, sería una gran escombrera, que tal vez sea lo que es ahora, pero en pie.


Castrillo, pared de tramones y piedra

Castrillo, puertas carreteras

Castrillo, uno de sus rincones

Urueñas, fachada de tramones y adobe

Urueñas, puerta de entrada con su escudo y su gatera